lunes, 24 de julio de 2017

Orugas

Hace poco más de un mes, descubrí un montón de oruguitas en el fondo, entre las hojas de un senecio brasiliensis.
Lo primero que me surgió fue mirarlas como se mira una peste, cuando aparece en el jardín. Como algo terrible que nos pregona una ardua tarea a realizar: combatir alguna plaga, en aras de mantener el jardín lindo y sano.

Se nota que ya vengo bastante curtida, con estas nuevos aires, porque al instante me di cuenta de que tal vez no fuera un anuncio feo. Que seguramente esos bichitos formarían parte de algún ecosistema que yo todavía no conocía pero que, aún sin conocerlo, ya no me inquietaba. En seguida confié en que el ecosistema se iba a mantener. 

Y me hubiera olvidado del hecho, porque eran unos pocos bichitos en el fondo, enredados en una sola planta. Pero no fue posible. 

Primero me pasó que la manguera de la pileta estaba apoyada sobre esa planta (sí, no soy muy prolija...), y cuando fui a pasar el limpiafondos, vi que la manguera tenía un montonazo de esas orugas. Entonces, la sacudí un poco, la saqué de arriba de la planta, y la apoyé en la vereda de cemento. Con la intención de limpiar la pileta al día siguiente, cuando las orugas se hubieran ido a pasear a otro lado.

No fue así. No pensaron moverse ni un centímetro. Trataba de sacudirlas pero tampoco. Estaban como pegadas a la manguera. Así que limpié la pileta con orugas incluídas, y ahí quedaron, pegadas a la manguera. ¿Serían impermeables?

Pasaban los días, y cada vez había más. En la vereda, en los canteros, en las paredes, y hasta en las colchonetas de la galería!
No soy psicóloga, y menos de animales. Pero de verdad que, me parece percibir en estos bichitos, una actitud pacífica, amigable. No se ven voraces, no veo que coman nada en particular, no devastaron ninguna planta, y llevan más de un mes en mi jardín.

Estas cosas comentaba en casa. Algunos, como Santi, se me reían. Otros, con más conocimiento científico, como Alicia, me escuchaban con alarma y desconfianza.
Porque lo que se me ocurrió, al mismo tiempo que se le ocurrió a Agus, es que por ahí, ojalá que así fuera, estas oruguitas podrían ser futuras mariposas!!!


Ahí nomás entré a googlear "orugas", "mariposas", bla, bla, bla...

Esas que pasean por mi jardín, las mismas exactas, no las encontré.
Pero las miro con simpatía y con silenciosa esperanza...

Aunque según parece ser el proceso, ahora vendría la crisálida y todas esas cosas. Mientras que, por acá, en la colchoneta de la galería, una oruguita que estuvo estacionada ahí muchos días, parecería haber puesto huevitos...
Bastante escasos mis conocimientos de biología...

¿Qué serán estos bichos? ¿Arrasarán con mis plantas? ¿Se convertirán en una plaga terrible?

Por el momento, prefiero soñar despierta e imaginarme mi jardín primaveral, repleto de mariposas.





jueves, 13 de julio de 2017

Invierno!

Hace tiempo que no escribía. El casamiento de Maggie y Santi, preparado en 15 días, pasó como un tsunami que nos inundó de alegría y a la vez, le dio un recreo a mis actividades de jardinera. Cambié la pala por las cacerolas, fue lindísimo, y ahora vuelvo a mi esencia.

Al levantarme esta mañana, me encontré con unas vistas maravillosas de este, mi querido jardín.
Llegó el invierno, se fueron las flores y con ellas las mariposas y colibríes. Cambiaron los colores, la actividad se detuvo, la masa verde bajó unos cuantos centímetros, y sin embargo, esto fue lo que vi esta mañana.
Regalo es poco decir...

Arrancó con la vista de uno de los estanques, al correr la cortina de mi cuarto
A su derecha, especies surtidas, en su mayoría, fruto de mi plant hunting
La rampa de arriba que vuelve a germinar entre las stipas. Sí, la planté una vez más y ya van...
Seguí subiendo y así se veían los sens del campo
Les daba el sol de la mañana temprano y parecían de fuego
Trébol blanco y carquejas en el techo


Trébol rojo en flor
Junto a alguna verbena distraída que decidió florecer también en invierno
Mi amada setaria parviflora intentando asomar entre los tréboles
Panicums y poas en su esplendor
Las stipas que acompañan...
y se mecen con el viento...
Sí, el invierno puede ser muy lindo!
Un primer plano de las raíces de las plantas acuáticas. Invitan a contemplarlas...

El estanque que va queriendo otra vez!
Y ya que estaba, bajé al jardín. Casi sin flores, pero con tanta estructura, color, texturas!
Un poco de huerta
Frutales

Todavía con las lucecitas del casamiento

Almácigos

Una pared pródiga de tomates cherries espontáneos, que nadie plantó, y que tampoco se enteraron de que empezó el invierno!
Y sí, fui al revés. Llegada acá, sólo me faltaba la foto final. La de la entrada
Así se ve MeMo hoy.
En pleno invierno.