sábado, 2 de abril de 2016

Austroeupatorium inulifolium

Hoy, al salir de mi nuevo programa favorito de sábado a la mañana, que es la visita al vivero de la reserva de Acassuso, ya llegando a la vereda vi unas plantas llenas de florcitas blancas, muy lindas.

Ya me siento experta en nativas, por eso, tiré al pasar un comentario canchero: "cedrón del monte, no?", jugándome todo a que eran cedrones en flor.

"No", me contestó Gastón. "¿No?", me pregunté. ¿Cómo podía ser, si hace unas semanas, en ese mismo rincón había visto unas florcitas blancas y eran cedrón del monte?

Obviamente pregunté qué eran entonces, si es que no eran cedrón.
"Austroeupatorium inulifolium". Ah, bue!!, ¡qué nombre!
Sin embargo, no me era desconocido. Aunque no podía repetir ese nombre, sí lo tenía re-visto de las listas de Gabriel y del vivero de la reserva.

Me quedé pensando un momento cómo todavía no había reparado en esa planta tan linda, y ahí nomás, le dije que me llevaba unas. Decididamente quería tenerlas en mi jardín.

Al llegar a casa, les saqué unas fotos

Y acto seguido me fui a fijar cómo se multiplicaban, para poner manos a la obra.
Y muy gracioso. Esas austroe... no eran más que las chilcas de olor!! Lo que pasaba es que, aunque ya había conseguido algunas, nunca las había visto en flor.

Me podría haber desilusionado, pero no. En realidad me encantó ver qué linda era la simple chilca, cuando estaba en flor.

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