sábado, 30 de abril de 2016

Otoño

Calentamiento global, cambio climático, lluvias fuera de cauce. Todo eso sí, las diferencias son perceptibles.
Sin embargo, algo permanece intacto, y es el calendario.

El 21 de marzo marcó el comienzo del otoño, y a partir de ese día, el jardín entero se declaró en declinación. No importaron las nuevas tendencias, el calendario decía que empezaba el otoño, y empezó nomás.

En enero Gabriel me había recomendado producir todo lo que pudiera antes de que llegara el otoño. La voz de la experiencia.

En su momento tomé el consejo como razonable, y también me venía bien porque estaba de vacaciones, con bastante tiempo disponible.
Pero no imaginé la importancia de preparar todo lo que se pudiera antes de que llegara el otoño y decretara: "el jardín se detiene hasta nuevo aviso".

Así que en estas semanas, también agravado por las intensas lluvias, no hay mucho por destacar. O sí.

Las chilcas vienen muy bien, el teucrium nativo sigue creciendo feliz, y las salvias guaraníticas sobreviven.
Las gramíneas, en cambio, no sólo dejaron de crecer sino casi..., dejaron de ser...
Por las dudas, ahí las dejo, todas enmacetaditas, en fila, esperando alguna posibilidad de resurrección...
Cruzo los dedos...

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