domingo, 28 de febrero de 2016

Gramíneas (1)
Panicum virgatum

Llegó la hora de las gramíneas. Las fui dejando para el final, porque eran las más fáciles de conseguir.
En principio, me parecían todas iguales, con alguna pequeña diferencia. Pero al ir adentrándome en el tema, las voy aprendiendo a conocer y diferenciar.

El jueves conseguí panicum virgatum y paspalum. Para ojos comunes, dos pastos grandes.
Cuando llegué a casa, casi me confundo y no sabía cuál era cuál.
Por suerte, haciendo memoria de lo que charlamos en el vivero, y recordando en qué lugar del baúl del auto había cargado cada una, las pude distinguir.

Agus me las bajó del auto y llevó hasta el jardín. Gran colaboración!! porque algunas eran bastante pesadas (además de las gramíneas, venían otras que ya iré contando...).

Así quedaron estacionadas en el jardín
Ahí fue cuando me pregunte cuál era cuál!!
Por suerte, me acordé que las panicum virgatum tenían esta especie de floración en las puntas
Mientras que las paspalum, se ven así, sin flor
Al menos ahora, en febrero, mitad del verano...

El paso siguiente fue dividirlas y cambiar de maceta. Seguramente no sea el momento más apropiado para la división, pero es el tengo. El cambio de maceta en cambio, era urgente. Como se puede apreciar:
Y también, como se puede ver, las macetas las tuve que romper. O mejor dicho, cortar. Porque rotas ya estaban, y eran irrecuperables.
Al abrirlas, esto fue lo que encontré!
Dividir esto fue una tarea faraónica. O es, porque compré 8 plantas y recién, con muchísimo trabajo, pude dividir la mitad.
Ese conglomerado de raíces es un bloque de cemento. Impenetrable.
Empecé con un cuchillo de serruchito. Tardé años.
Con la siguiente, pasé al clásico serruchito con el que los verduleros antes cortaban el zapallo. Peor resultado.
Recurrí entonces al cuchillo grande de la cocina, el que usamos para cortar carne. Y sabiendo con qué bueyes araba, primero lo afilé bien con la piedra de afilar.
Y sí, fue la mejor solución, pero hasta ahí.
Estuve tentada de usar la caladora, pero una vez, usando la caladora de Matu para podar el ciruelo, casi se la destruyo.
Así que por ahora voy muuuy despacio, con paciencia de monje zen, cortando con el cuchillo de cocina y, en los nudos más gordos, ayudándome con la tijera de podar.
En esto estoy..., arduo...






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