miércoles, 3 de febrero de 2016

Luján

La semana pasada estuve en Luján, aprovechando para hacer el "trabajo de campo" que me había sugerido Gabriel.

Una de las tareas eran los gajos de gramillón. Así que me puse a mirar con detalle, cuántos pastos crecían en el pasto! Es increíble!
Después de caminar un rato, me pareció que este era un buen lote:

Con bastante paciencia (estaba de vacaciones), fui preparando gajitos, tantos como para llenar 4 bandejas.
Acá las bandejas con la mejor regadera de almácigos que yo conozca: la vieja pava matera
Sin embargo, y a pesar de todo el trabajo que había hecho, me entró la duda de si los gajos que había hecho no serían de la terrible gramilla estirada que tiene raíces profundas y duras como alambres, y que siempre se me cuela en los canteros enredándose entre las ramas de los arbustos y haciéndome enojar.

Junté coraje entonces y zas!, tiré todos los gajitos y empecé de nuevo.
Busqué una gramilla un poco más gruesita y un poco más rastrera, y llené otra vez las 4 bandejas (se nota que estaba de vacaciones).

Y ahora espero el veredicto de Gabriel. ¿Será gramillón, o no será?
To be or not to be.
 

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