miércoles, 3 de febrero de 2016

Jacarandá

Hace 2 años, una mañana, mientras charlábamos con Helen en mi jardín, me pareció ver entre las plantas un yuyo sospechoso.
Me acerqué muy asombrada porque parecía un jacarandá (tendría no más de un metro de altura), y al remover entre unos teucriums grandes, lo vi. Era un jacarandá en maceta!!

No podía creer mi felicidad. Me había aparecido solo un jacarandá, árbol que amo, y encima venía en maceta! No se podía creer.

Haciendo memoria, o investigando un poco, lo que me pareció que había pasado es que yo vivo plantando cosas, y las planto en mezclas que hago con mi compost más mi humus de lombriz. Y como eso resulta una mezcla tan apetitosa para los pájaros, vienen a montones y me hacen desmanes. Revuelven macetas enteras buscando lombrices rojas y zácate!, se llevan lombrices, plantines, lo que venga.

Entonces voy variando y experimentando posibles soluciones. Una que hago bastante es tapar la tierra con semillas del jacarandá que tengo en una esquina del jardín. Porque las semillas son lindas, y porque no sé qué más hacer con ellas, y porque más o menos funciona.

Así que, una de tantas semillas se ve que un día decidió animarse a germinar, y así llegó un jacarandá a mi jardín.
Y lo fui cultivando con mucho cariño estos 2 ó 3 años, soñando con plantarlo en la jardín o en la vereda de la casa donde me fuera a mudar. 

Pero surgió este proyecto de la casa ecológica y sustentable, acompañada por plantas nativas y resultó que el jacarandá sí es nativo, pero del noroeste.
Por eso, después de pensarlo mucho y resistirme bastante, me convencí que en MeMo no iba bien. 

Partió así a mi jardín alternativo, en Luján, donde lo que yo consideraba un jardín rural, veo que sigue los pasos para convertirse en algo de lo más exótico. Porque allá fueron también como 60 de los plantines de hortensias que venía preparando con tanto esmero.

Acá la secuencia de Clari plantando el jacarandá en Luján. Por suerte, lo plantó ella, ya que la tierra estaba durísima porque hace un mes que no llueve. 
Lo pusimos en reemplazo de un arbusto que se había secado.
Mojamos la tierra durante 2 días antes, para ir ablandándola:

Después cavó el pozo (a Dios gracias justo está haciendo un juego con 2 amigas en el que tienen que hacer unas buenas acciones, y una era plantar un árbol, así que, las 2 contentas")
Y para la parte final del pozo, le pasé mi mejor truco (está bueno para los que no tenemos mucha fuerza con la pala): la lata de duraznos. Funciona de maravilla, mucho mejor que la palita, porque "rasca" la tierra y redondea bien el pozo

Jacarandá listo, con protección antiliebre incluída
Gracias Clari!!


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